Jamás pensé que se pudiera amar de esta manera, realmente creí que era imposible. Pero tu, solo tu me haz demostrado que no hubo mejor momento para conocerte que ese, ese día en el que dirigí la mirada hacía ti, y tu me correspondiste con una sonrisa; hasta ahora eso ha sido lo mejor de mi vida.
Tu, que me cuidas cuando enfermo, que me descubres cuando miento, que me alientas a ser feliz; eres como la voz de mi conciencia, esa que en ocasiones me molesta y otras cuantas me ayuda a resurgir.
Eres mi Norte, mi oriente y mi occidente, eres palabras y acción; eres la mitad que a mi vida le faltaba, quien con una sonrisa me ilumina el corazón; a Dios agradezco a diario por permitirme conocerte, por darme la bendición de tenerte y le pido que me deje disfrutarte por muchísimos años más.
Aunque como en cualquier relación peleamos, sé bien cuando nos extrañamos, y es en esos momentos cuando más te valoro y te quiero, no se que haría sin tu compañía, finalmente después de ti, difícilmente alguien más.
Por ser la persona que alegra mis días, el sol de cada mañana al despertar… Por ser esa luz que ilumina mi ventana, por eso y mucho más… ¡TE AMO MAMÁ!.