La muerte es algo que tarde o temprano nos toca a todos, en las noticias, en los diarios, en las habladurías de la gente escuchamos que a diario muchas personas mueren, y a decir verdad poco nos afecta, pues pensamos que es una realidad inevitable, sin sospechar que esa realidad podría tocar las puertas de nuestra vida en algún momento.
Cuando alguien cercano a nosotros deja este mundo terrenal para pasar a esa fase donde el cuerpo descansa y a ciencia cierta no sabemos a donde va el alma, es cuando nos detenemos a pensar lo duro que es decir adiós. La partida de un ser querido no es cosa fácil, y menos cuando son personas que comparten hasta el más mínimo detalle de tu vida contigo, como nuestros abuelos, padres, hermanos, primos y hasta amigos que se convierten en nuestros inseparables.
La pérdida de alguno de ellos, es realmente un vacío difícil de llenar, un duelo es una de las experiencias más amargas que tiene la vida, y quizá el reto más duro por superar, teniendo en cuenta que no es solo empezar a convivir con la soledad, sino también hacernos a la idea de que esto será para toda la vida. Al principio es lógico que nos llenemos de resentimiento, de ira y de poca resignación, pues esta noticia difícilmente encaja en nuestro diario vivir, pues a pesar de tener contacto con la muerte casi que a diario, nunca estamos preparados para ella.
Entre las etapas de duelo se encuentra la tristeza, y en casos crónicos la depresión, donde la mejor manera de desahogarnos es llorar desesperadamente hasta quedarnos dormidos, de esta manera toda esa energía negativa que guarda nuestro cuerpo sale en forma de lágrimas, quitando un peso de encima a nuestro corazón.
Para poder superar esta pérdida, es importante que tu y tus demás seres queridos tengan claro que es cuestión de tiempo hacer que las cosas pasen, por otro lado, debes saber que expresar tus sentimientos es una buena terapia, de lo hacerlo, comprimes tanta tristeza y malos pensamientos que podrías caer en acciones equivocadas tratando de buscar salida a lo que te ha sucedido. Por otro lado, es clave no cambiar nuestros hábitos por lo sucedido, continuar con nuestra rutina diaria hará que las circunstancias nos obliguen a volver a la realidad, de esta manera tendremos presente que hay que seguir viviendo y no nos dejaremos llevar por la pena de sentirnos solos y vacío
El duelo es una etapa muy dura, que debes comprender y aceptar de la mejor manera. Es entendible que los primeros días te sientas perdida, sin ganas de comer, que no puedas dormir o que tengas pesadillas, pero todo pasará. El tiempo, tu familia, tus amigos y un apoyo social serán tus mejores aliados a la hora de sentirse mejor.
