A pesar de que mamá muchas veces me advirtió que nadie ama a quien no conoce, esta vez no le hice caso… Realmente falta muy poco para conocerlo y se me corta la voz, mis ojos se llenan de lágrimas y hasta siento que no seré capaz de ir a encontrarme con él. Realmente ¡Tengo mucho miedo!
No ha pasado mucho tiempo desde que llegaste a mi vida, y aún así yo siento que la espera para conocerte ha sido eterna, todos los días despierto rogando al cielo porque ya sea la hora de vernos, pero tengo que ser paciente, la espera pronto va a terminar, de eso estoy segura. No sé cual será mi reacción cuando te tenga en frente, me siento tan enamorada que tal vez ni siquiera lo voy a disimular y te abrazaré, no muy fuerte para no lastimarte, pero si con mucho amor.
Al principio me aterraba mucho que no fueras como te imagino, pero con el pasar de los días me he dado cuenta de que eso es lo que menos importa; si eres blanco o moreno no va afectar lo que siento, yo en estos meses aprendí a amarte de la manera como te imagino y eso es lo que realmente tiene validez…
¡Que nervios! Ha llegado el día y creo que aún no estoy lista, debo pensar muy bien la ropa que me voy a poner para verte por primera vez, debo estar hermosa para que quedes impactado e igual de enamorado como ya lo estoy yo; el tiempo pasa, volteo a ver el reloj y me doy cuenta de que se me hace tarde, necesito salir ya para poder encontrarme contigo; muero de la emoción, tengo miedo, alegría, sentimientos encontrados, pero no importa… Por fin te tendré conmigo.
Hemos llegado… Subiré las escaleras, creo que olvidé un par de cosas en casa pero ya no hay tiempo de pensar en ello, abro la puerta de la sala y allí está él, quien me pregunta que si estoy preparada a lo que le contesto que sí, me recuesta en la camilla y me indica que vamos camino al quirófano y yo muero por dentro, mi cita a ciegas está próxima a llegar, mi amor verdadero está por nacer.