Termina el día internacional de la mujer y para muchas también su ‘cuartico de hora’, pues mañana todo vuelve a la normalidad… Tristemente gran porcentaje de aquellas que hoy recibieron una rosa son las mismas que durante el resto del año reciben insultos, humillaciones y hasta maltrato físico por parte de algunos hombres…
No toco el tema diciendo que lo que nos rodea es machismo y violencia de género, sino para que caigamos en la cuenta de que hay detalles más valiosos que una rosa y unos chocolates un día especial. Mujeres, hombres, blancos, negros, niños o ancianos todos merecemos el mismo respeto y no sólo en los días comerciales donde se supone todo es mejor, sino siempre!
Nosotras en el mundo no somos adornos, no somos juguetes; las mujeres somos muestra de la perfección que Dios hizo en la naturaleza: Somos capaces de dar vida, de amar, de perdonar, de caer y volvernos a levantar pese a las adversidades.
Nosotras en el mundo somos luchadoras, trabajadoras y decididas y es de admirar, pues aún cuando nuestra condición física refleja debilidad somos capaces de mostrar fortaleza, tanto para alzar una caja como para sanar un corazón.
Somos únicas, valientes y por eso merecemos los 365 días del año para nosotras, sin olvidar que el hecho de que podamos parecer vulnerables ante la sociedad, no indica aprovecharnos de esta condición para llegar a pasar por encima de otros.
Aunque todos merecemos el mismo respeto, las mismas oportunidades laborales, sociales y económicas hoy hago alusión a lo que somos nosotras en el mundo, pues a pleno siglo XXI hemos progresado tanto que podemos dar fe de que la vida ha evolucionado y lo que antes parecía imposible es ahora el día a día.
A nosotras las mujeres, respeto; a los hombres admiración. A los niños, inocencia y a los viejos la experiencia… Todos somos iguales a imagen y semejanza del ser supremo que nos creó. ¡Celebremos la vida, Feliz Día!