Para iniciar, cabe resaltar que el Día del trabajo se realiza como una conmemoración a todos aquellos hombres y mujeres que día a día luchan por sacar adelante su vida y su hogar sin importar cuanto sea el esfuerzo a realizar.
Este día no nació de la nada, sino que tiene una historia la cual se remonta al siglo XIX, cuando por causa de los avances industriales y la aglomeración de trabajadores se originaron abusos salariales que marcaron la pauta para los enfrentamientos y discordias de la época que intentaron presionar con la formación de grupos sindicales para combatir los atropellos.
Gracias a la formación de dichos grupos, empezaron a ser reconocidos los derechos de los trabajadores y en noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en la cual se acordó que a partir del 1 de Mayo del año próximo se respetaría la jornada laboral de 8 horas y de ser contrariada los trabajadores entrarían en huelga y concentraciones obreras.
Acuerdo que no fue respetado, y por tanto tuvo que ser replanteado por aquellos que en primer instancia tomaron la decisión; más de 350 mil trabajadores organizados se paralizaron con más de cinco huelgas realizadas en ciudades como Nueva York, Cincinnati y Detroit con resultados positivos para la multitud obrera.
Según la historia, años siguiente, «en 1890, quince naciones reunidas en Berlín, realizaron el tratamiento de la intervención del Estado en lo relacionado a las tareas laborales. Así nació la idea y la necesidad de crear un organismo internacional que velara por los Derechos y Deberes emanados del trabajo, así como informar y asesorar».
Y así fue como nació la Oficina Internacional del Trabajo, que más adelante se transformó en OIT (Organización Internacional del Trabajo), con residencia en Ginebra (Suiza), bajo el control de las Naciones Unidas. En Colombia u otros países lo decretamos como día festivo en donde no existe labor física, pues ese día lo recompensa todo.