Escribirle al amor

No es mes San Valentín, ni tampoco septiembre en donde se celebra «eso» y la amistad como para querer abordar este tema, aún así he querido hacerlo para demostrarles a todos que no se necesita una fecha especial o una persona ajena a nosotros para hablar de lo maravilloso del amor.

Para los cristianos es Dios, la semilla y el fruto de la vida que se expresa a un ser supremo y se le agradece dependiendo las bendiciones con que se hayan de recibir los días; para ellos él es el único y más grande amor.

Para una familia, el amor es lo que se siente entre sus miembros, la felicidad de un bebé al escuchar por primera vez la voz de su madre, la alegría de un padre por los primeros pasos de su pequeño, la sonrisa de los abuelos, la tranquilidad de la unión y la dicha de tenerse unos a otros, para una familia es esto el amor.

El amor es más que dos personas besándose la boca, es más que un te amo o un detalle diario, el amor es otra cosa. El amor comienza en la tranquilidad, en la educación, en las ganas de ser nosotros mismos y así valorar nuestro entorno, es creer en la vida y en lo que nos rodea sin criticar siempre que las cosas no sean como generalmente las imaginamos o las soñamos.

Finalmente es lo que nos mantiene vivos, y no digo la chispa de alguien más o el sentir mariposas en la panza, sino de lo bonito que se siente estar bien con la persona, con el amigo, con la familia o simplemente conmigo mismo ante los demás, eso es lo que realmente vale. Pues de nada sirve mostrar al mundo una cara amable si por dentro te estás golpeando por no ser lo que quisieres.

Amate y respetate que es más fácil hablar de amor cuando empezamos sintiendo el propio.