Permitir el ingreso de una tercera persona en una relación es quizá el acto de más riesgo que corremos los seres humanos, pues no siempre esto sucede por falta de amor hacia la pareja, sino que también puede ser por ganas de probar nuevas alternativas, de saciar necesidades, de sentir adrenalina de lo que es temer que la persona con la que compartes tu vida se entere de que no eres tan sincero como decías.
Ser infiel es un acto sucio, morboso y hasta perverso que por tener todas estas cualidades resulta excitante tanto para quien se atreve a cometer la infidelidad como para la persona que lo acepta, pues generalmente los seres humanos nos dejamos llevar por el deseo y la avaricia, no solo del dinero sino también de las mujeres u hombres según el caso concreto del que se hable.
Pero bien, además de saber la adrenalina y el morbo que siente una persona cuando es infiel es importante tener en cuenta lo que siente la otra cara de la infidelidad, es decir, quien sumisamente espera en casa que las cosas en su relación marchen a la perfección sin ni siquiera imaginar lo que sucede por fuera de su hogar; que aunque es triste y decepcionante cuando se entera de lo sucedido, es aun peor cuando en ningún momento de su vida nota el engaño, pues por lo menos quien descubre una traición tiene la oportunidad de escoger si abre los ojos o perdona, pero quien no lo hace vivirá en un mar de mentiras para siempre.
Y bien, ya para finalizar, les cuento que ser infiel dejan en muchos casos un alto índice de satisfacción, pero recuerda que no siempre es la mejor opción, pues no es bueno hacerle a otros lo que no te gustaría te hicieran a ti… Si quieres adrenalina y pasión mejor dile a tu pareja y lo arreglan juntos, que muchas veces por no dialogar terminamos cometiendo el peor error de nuestras vidas.
