En ocasiones no sabemos ni siquiera por donde comenzar a cumplir nuestros sueños, por lo que sacamos excusas y excusas con el ánimo de dar a entender que hay obstáculos en nuestro camino y por ello no logramos realizar lo que nos proponemos, sin embargo estamos errando, pues cuando hay una meta por alcanzar, la solución no está en buscar el límite sino en encontrar el camino para lograr el sueño.
Día a día despertamos con ganas de seguir luchando por nuestros ideales, sin embargo la vida es dura y no siempre es fácil construir caminos, para esto es necesario resiliencia y gratitud, la primera para aprender que, avanzar sin tropezar no es avanzar y la segunda para entender que el apoyo propio y el de los demás nos hacen crecer diariamente, como personas, como familia y como soñadores.
El límite para quien se propone ser grande en la vida no es el cielo, el cielo para ellos es apenas un escalón y así debería de ser para nosotros que anhelamos un día ser libres, no para hacer con nuestra vida lo que nos dé la gana, sino para tener claro que la libertad es poder trabajar justamente por y en lo que nos apasiona, no es justo buscar siempre el límite y tener pretextos para por fin hacer lo que debemos hacer, pues si algo ha de ser claro es esto, que cada cosa tiene su tiempo y su espacio pero que nada justifique quedarnos a la mitad de la cima, pues el éxito solo se encuentra cuando llegamos a ella.
Alcanzar nuestras metas solo depende de nosotros mismos, luchar por ellas debe ser nuestra única opción, así que ni un paso hacía atrás, ni una mirada hacía el pasado que esto es lo que nos impide ser mejores personas cada día; los ojos hacía el futuro y las manos siempre en el corazón.
