«Ver como las demás chicas se ponen cada día más hermosa mientras yo sigo en la misma tónica es un poco triste; desde que entré a la secundaria imaginaba que yo sería como las demás, que mi cuerpo se desarrollaría tanto como el de aquellas niñas que yo conocía, que alcanzaría una altura promedio, adelgazaría y sobretodo que tendría una ‘bubis’ grandes que me harían recordar que había crecido…
Sin embargo, nada de esto sucedió. Jamás alcancé la estatura promedio, por el contrario me quedé más chiqui que todas las demás, en vez de adelgazar me convertí en una bolita de ternura y ni hablar de mis bubis que jamás cambiaron de tamaño, que prueba más horrible me ha puesto el destino sin ni siquiera darme cuenta de lo que estaría por venir.
Todas las mañanas frente al espejo trataba de hacerme la fuerte para no soltar en llanto… No quería derrumbarme frente a mi misma y a ese cuerpo que me acomplejaba, odiaba mis gorditos, odiaba ser bajita, odiaba que todas las niñas pudieran lucir un buen escote y yo no. Realmente eso me traumatizaba.
Pasó mucho tiempo así, en principio dejé de comer, y aunque logre bajar esos kilitos que me aquejaban seguía sin ser del todo feliz, -Sin contar que enfermé por culpa de la vanidad-, además de eso el hecho de ser un poco más delgada no cambiaba mucho mi percepción de la vida, pues nunca somos conformes con nada y yo quería más y más con relación a lo que me faltaba, sin darme cuenta de que estaba siendo injusta, injusta con la vida y conmigo misma.
Después de mucho pasar, un día frente al espejo caí en cuenta de que si había podido quitarme esos kilitos de encima podría hacer cuanta cosa me propusiera y empecé por ser feliz. Definitivamente era el reto más grande y agradable que yo podía trazarme pues sabiendo lo acomplejada que me sentía con mi cuerpo no sería fácil sacar una buena sonrisa de mi rostro todos los días.
Sin embargo lo logré, hice terapia conmigo misma mirando mi propio reflejo hasta que logré entender que mi cuerpo solo era el empaque de o que era verdaderamente yo, pues no soy unas bubis grandes o una altura promedio, en cambio si soy corazón, inteligencia y sobretodo conocimiento, es mucho más valioso tener eso para mostrar, pues no se necesita escote, solo se necesita saber hablar»