Año 2017… Donde todo ha ido evolucionando progresivamente, empezando por la tecnología se ha hecho amiga de todos nosotros, sin embargo, no todo pinta color de rosa aún cuando es la era de la modernidad, los avances y el buen gusto, pues así como tiene tanto beneficios a su paso, tiene muchas adversidades que pueden ser bastante perjudiciales para nuestro bienestar, esas que llaman celos.
Y si, hablo de los disgustos, las peleas y cada una de las peleas que se desatan a partir de la tecnología, el uso del celular y las redes sociales, no sólo dentro de casa con nuestra familia sino también con nuestra pareja, pues por andar husmeando en su privacidad terminamos imaginando cosas, o en el peor de los casos encontrando algo que nos disgusta.
Lo sé, ver el celular de nuestro chico y no tocarlo es complicado, se necesita mucha fuerza de voluntad para ello, aclaro, no es imposible y resulta fundamental hacerlo pues no podemos permitir que los celos dominen lo que somos y lo que queremos… Sentir celos es normal en todos los seres humanos, pues siempre buscamos proteger lo que creemos nuestro sin importar aquello que tenemos a nuestro rededor y es por ello que actuamos así, lo que no conocemos es el daño tan profundo que nos estamos haciendo, pues antes que otra, los celos son la peor enfermedad del siglo XXI pues no solo acaba lentamente con la tranquilidad de la persona que los siente sino que también lastima y maltrata a quién es juzgado, muchas veces sin tener una sola prueba en su contra, simplemente sospechas que trastocan la realidad, convirtiendo así hechos de la imaginación en verdaderos inconvenientes.
Para los celos lo mejor es tener el control en mismas, dejar a un lado los prejuicios, ninguna mujer es mejor que nosotras como para pensar que nos puede arrebatar lo nuestro; entender que si nuestro chico está con nosotras es porque encontró lo que buscaba y no necesita nada más y en vez de luchar porque la armonía se acabe es mejor que luches porque la tranquilidad se sienta.