Las relaciones interpersonales resultan ser innatas en los seres humanos, y más cuando de mujeres se trata, pues sin lugar a dudas somos especialistas en hablar, socializar, hacer amistades y sobretodo mantenerlas siempre y cuando sea posible; pero bien, a pesar de lo anterior, no siempre nos sentimos seguras de quienes están siendo realmente sinceros con nosotras y entramos en selección de amigos, en especial de amigas, para finalmente saber si tenemos una mejor amiga o no.
Empezando notamos que sin importar lo grande que sea nuestro círculo amistoso, nosotras siempre tendemos a irnos hacía un mismo lado, y no porque lo planeemos, sino porque la «compinchería», la recocha, la alegría nos lleva siempre cerca de esa o esas personas que con su carisma y su manera de ver la vida nos hace sentir identificadas con esa hermosa palabra definida como AMISTAD.
Tener una mejor amiga es entender que cada cosa que te sucede no tiene sentido si no se lo cuentas a ella, es mentir para ir a verla, es cubrirla para que se salga a escondidas de su casa, es entender que más que un lazo interpersonal es un lazo afectivo, que pasa de ser amiga a querer llamarse hermana por la fuerza que ejerce sobre nosotros el hecho de que ella haga parte activa de nuestra vida.
Tener una mejor amiga es contarle nuestros secretos, es reír de las mismas tonterías siempre o poder hablar con solo mirarse a los ojos… Definitivamente eso es una mejor amiga. Compartir tu ropa, prestarle tus tacones, solidarizarse con los enemigos, bailar juntas, cantar a grito herido, en fin… Eso es tener una mejor amiga.
Las mejores amigas han llegado de una familia diferente para hacernos la vida un poco más agradable, es entender gracias a ellas que si es posible escoger a los hermanos, que son las escogidas para ser cómplices el resto de tu existir aún cuando no vivan bajo el mismo techo de un hogar.