El camino sabio que todos debemos recorrer: La vida

«De pequeña solía dormir casi todo el día, mis padres me cuidaban tanto como podían y efectivamente me encantaba, pues no había mejores brazos que los de ellos, la tranquilidad de mi ser se descargaba sobre esas consentidoras caricias… Así fue hasta que cumplí como 7 u 8 años.

Al cabo de este tiempo ya tenía definidos mis gustos y mis caprichos, entre ellos era el querer ser independiente, dormir sola, anudar los cordones de mis zapatos sin problema, escoger que ropa quería ponerme diariamente y bueno, así inicié a despegarme de los brazos de mamá y papá… Excepto cuando había tormentas y tenía miedo pues buscaba acomodarme debajo de sus cobijas pegada al pecho del que estuviera más cerca de los dos.

Ya en mi adolescencia solía enojarme porque ellos todo querían saberlo, todo querían controlarlo… No les bastaba con que yo tuviera buenas calificaciones sino que también querían que ordenara mi cuarto, recogiera la losa y lavara a diario mi ropa… ¡Que fastidio! decía yo, como quisiera irme de casa.

Carta en agradecimiento a la vida

Y así fue, crecí, estudié y al convertirme en alguien en la vida me fui de casa, por fin era libre de mamá que siempre molestaba por el orden y de papá que nunca quería dejarme salir; que alivio llegar a mi propio apartamento y abrir la nevera y… y no encontrar nada para comer, se siente como un vacío de irte a dormir y que mamá no te dé la bendición y papá no te desee buenas noches, igual creo que no hace falta, ya soy grande.

Hubo tormenta en la noche, siento un poco de miedo, quiero que mamá venga como superhéroe a cuidarme, en la mañana intentaron robarme y pensé… Si papá estuviera aquí, esto no pasaría, definitivamente los extraño. Siguen pasando los años, ya formé mi propio hogar, ahora tengo mis propios hijos y entiendo el cariño que me tenía mamá; voy de seguido a verla pero noto que no está bien, mi padre ya ni me recuerda y me duele lo dura que fui con él.

En eso se me fue la vida, buscando ser grande para no llorar, queriendo irme de casa para sentir tranquilidad, cuando lo realmente importante no era lo que estaba por fuera sino aquello que yo tenía en mi hogar, mi familia. Mis padres ya están viejos, están cansados… Mis hijos pequeños y saltarines, y yo, yo estoy anhelando devolver el tiempo para volver a disfrutar de mi niñez, porque sin duda alguna los brazos de papá y mamá son la más linda dependencia que podría recordar».

Autor: Lorena Rodriguez

¡Hola chicas! Soy Lorena, una futura Comunicadora social - Periodista y las estaré acompañando con artículos muy interesantes sobre los temas que mas nos atraen a las chicas de hoy.

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