Muchas veces creemos que los únicos trastornos digestivos que existen son la anorexia o la bulimia, por lo que poco le prestamos atención a los síntomas que van apareciendo en nosotros cuando somos descuidados a la hora de comer, sin imaginarnos que además de lo ya nombrado existe una enfermedad igual o peor de grave como lo es la gastritis.
Generalmente hablamos de gastritis cuando sentimos agrieras, pesadez o ardor en el estómago y tratamos de solucionarlo comiendo algo sólido como un pan o algo salado que vuelva a su ritmo normal nuestro sistema digestivo, sin imaginar que esto es mucho más complejo y en cualquier momento y por infinidad de circunstancias puede empeorar.
Como tal, la gastritis es una inflamación de la mucosa gástrica, que es la capa de células que reviste el estómago por dentro protegiéndolo de la acidez de los jugos gástricos; presenta varias causas, entre ellas el consumo excesivo de alcohol, algunos medicamentos o el desorden alimenticio que muchos de nosotros presentamos por estar corriendo en el día a día y no darle la importancia que se merece a las horas exactas de la comida.
Los síntomas de la gastritis son muy variables, ya que cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los más frecuentes son malestar o dolor en la parte superior del estómago, náuseas, vómitos, eructos, ardor, o presencia de sangre en el vómito o en las heces; al principio todo suele ser tratable, lo principal es tener cambios en la dieta, evitando ciertos tipos de alimentos como aquellos altos en sodio, las salsas, el picante o la cebolla, bebidas gaseosas, alcohólicas o cargadas de dulce o fármacos que puedan producir irritación de la pared estomacal.
Las personas que padecen esta enfermedad casi siempre tienen un diagnóstico favorable y de seguir al pie de la letra el tratamiento suelen mejorarse rápidamente, sin embargo cuando factores externos como la ansiedad, el miedo o el estrés no permiten la cura de la gastritis, se corre el riesgo de estar infectado con la H. Pylori, una temerosa bacteria que puede ocasionar algún tipo de cáncer gástrico. ¡Ten cuidado!