Muchas veces miramos al cielo y pedimos a la vida buenas oportunidades para surgir, anhelamos encontrar el trabajo soñado y al final del día nos damos cuenta de que nada ha sido posible; esto sucede porque estamos acostumbrados a culpar a todos los que nos rodean de lo malo que nos sucede, en cambio si algo bueno pasa muy seguramente alabamos nuestros logros sin ni siquiera agradecer lo que otros han hecho por nosotros… Pero bien, eso de querer que las cosas se hagan solas es muy común en los seres humanos.
Sin embargo, es importante entender que no basta con pedir que lleguen buenas cosas a nuestra vida, también es necesario buscarlas y sobretodo lucharlas, por ello indico que para llegar al éxito los mejores aliados son la voluntad y la disciplina.
Disciplina para entender que debemos madrugar y hacer productivas las 15 horas (aprox.) que pasamos despiertos, para caminar en busca de nuestros ideales, para reír cuando la situación lo merite o llorar si es necesario, todo con el ideal correcto y la lucha siempre en pie, pues no está mal caer si aprendes a levantarte ya que todo da resultados pero no sin haber fracasado y es ahí cuando entendemos el valor de las cosas, pues si no nos costaran, definitivamente no las conservaríamos.
Así mismo, hay que tener voluntad para salir adelante, sacrificio para lograrlo y responsabilidad para entender que somos los únicos que podemos hacer realidad nuestros sueños y que no es fácil empezar, pero que el camino del éxito suele traer consigo muchas recompensas; mentalízate siempre de que puedes hacerlo, jamás le des comandos negativos a tu mente pues tu eres todo lo que piensas y si te ensañas en creer que nada estará bien, no esperes que las cosas tomen un buen curso.
Lo más difícil de todo siempre será comenzar, por eso debes tomar la decisión AHORA, no importa lo que te propongas siempre y cuando luches por lograrlo… «Sólo tu eres el artífice de tus logros y culpable de tus fracasos».