«Y es que… ¿A quién no le ha pasado que entre chiste y chiste se va acercando a su mejor amigo; y el día que menos piensa se da cuenta de que le gusta? Bueno, pues a mi, a mi nunca me había pasado eso.
Desde hace mucho tiempo somos amigos, y me conoce tanto como lo conozco yo a él. Compartimos situaciones, experiencias, alegrías y de vez en cuando tristezas, por lo que en su momento llegue a verlo como mi hermano.
Pasó el tiempo, y las sonrisas se fueron apoderando de mi cotidianidad, demostrándome así que era maravilloso compartir un fragmento de mi vida a su lado, hasta que entre tanta felicidad, cruzó por mi corazón un enorme y fuerte corrientazo que me hizo caer en la cuenta de lo mucho que me gusta mi mejor amigo.
Y no es una decisión fácil, menos cuando sabes que si le declaras tus sentimientos se puede perder la amistad, se puede dañar la confianza que hay entre los dos, por eso no estoy segura de como puedo manejar la situación. Es un tanto complicado escoger un camino, pues aunque podría salir victoriosa de todo esto y en vez de un mejor amigo yo podría ganar un amor, también podría pasar que pierda ese hermanito que la vida me escogió, pues él se podría molestar por lo que siento, y bueno… Todo terminaría».
Cuando te gusta tu mejor amigo, cambia totalmente lo que sucede en tu entorno, pues no solo empiezas a verte débil ante tu amistad, sino también ante tu vida diaria; aun así, no sientas vergüenza por eso, y si crees que vale la pena arriesgarlo todo, pues hazlo… De lo contrario, es mejor que conserves en silencio tus sentimientos, pues tu más que nadie conoces a tu mejor amigo y solo tu sabes si hay química entre los dos, y si podrían llegar a tener más que una bonita amistad.