«Cuando te conocí creí haber encontrado al mejor hombre del mundo, no solo por lo agradable que eras ante mis ojos sino por lo detallista, sencillo y sincero que aparentabas ser en ese momento… Y si, suele suceder en la conquista, porque el enamoramiento y enamorarse son dos cosas diferentes y yo no lo entendí así, fue por eso que crucé la línea y terminé enamorándome.
Es curioso que aquella persona que promete estar contigo en todo momento, tenga la valentía de incumplir una a una sus promesas sin el mayor reparo, sin ni siquiera pensar en cuánto daño le está haciendo a tu vida, a tu ser. Aún así, eso sucede y no juzgo porque yo hubiese podido ser débil, pero no lo fui, y solo hay una explicación para ello: Yo sí estaba enamorada.
Contrario a ello, tu te quedaste en la etapa de enamoramiento, en esa de sentirte el hombre que quiere ser visto y deseado y ni siquiera por mi, sino por todas las que estaban a tu paso, lo que yo ciega no podía notar, pues para mi eras tan perfecto que jamás podría juzgarte, por encima de cualquier cosa, para mi eras el mejor.
Pero sabes? Ser infiel no te hace ni más, ni menos hombre, simplemente te hace ser un cobarde, y cobarde porque no eres capaz de enfrentar a lo que realmente sientes y gozas jugando con los sentimientos de alguien más, ese alguien que te ha demostrado lealtad y sobretodo mucho amor, pero que va, tu no sabes que es eso, el significado de esas palabras no aparece en tu diccionario.
Aún así, cuando sé que eres un hombre débil y del montón que no es capaz de sostener su palabra ni sus supuestos sentimientos, siento que no te odio, y no te odio porque al final de todo esto la culpa fue mía, por creer que alguien como tu podría ser capaz de amar y respetar una mujer como yo; es más, me alegra por ti, porque quizá en otra persona encontraste la similitud que conmigo te hacía falta…
Finalmente hoy cada quién está donde tiene que estar, yo no soy una flor que se alimenta de abono; soy una mujer que se alimenta de si misma y por eso hoy bendigo el día en que me fallaste, porque aunque sufrí también entendí que sola puedo ser feliz.»
