Cuando conoces a una persona y empiezas a sentir atracción por ella, existen varias etapas antes de realmente saber si es aquella la que formará parte de tu vida y de tu corazón por el resto del camino.
Jamás me había puesto a pensar sobre ello hasta que me di cuenta de que era importante recapacitar al respecto, porque amar y enamorarse definitivamente no es lo mismo.
Cuando estás enamorado piensas en esa persona, sonríes cuando la vez y te imaginas haciendo mil locuras con ella, y es cosa de momento; son las mariposas, es la sensación de felicidad, de alegría, de pensar que no hay más en el mundo que los dos, y realmente es hermoso, es una de las etapas más bonitas pero la que más rápido se acaba…
Para enamorarte solo necesitas los ojos, porque a través de ellos conoces la belleza y la acoges de la mejor manera que conoces, pero esto no dura para siempre, es más, puede suceder una y otra vez, simplemente porque es la reacción a lo emocional, que realmente no va más allá de eso.
En cambio amar, amar es diferente. Cuando realmente amas a una persona lo piensas dos veces antes de hacer una locura porque lo que más anhelas es cuidar de ella, no concibes un solo momento sin que estén juntos y no por sentir las mariposas, sino por ver en los ojos de otra persona la felicidad que refleja este sentimiento. ¡Ay que bonito es amar!
Por eso es que debes saber que cuando una persona te hace daño o te lastima, aun cuando habían vivido cosas hermosas juntos, no se puede volver a confiar en él porque con lo que hizo te ha demostrado que en su momento estuvo enamorado, pero jamás llegó amarte de verdad, pues quien ama con el alma no es capaz de ver lágrimas en los ojos que antes vió felicidad.