«Me pasa todo el tiempo, pienso y pienso que estoy haciendo con mi vida y no encuentro una respuesta positiva a mi pregunta, lo que me hace pensar que estoy desperdiciando mi vida; y no porque no quiera hacer nada, por el contrario tengo muchísimos sueños, muchos anhelos, muchos ideales que perseguir, pero sigo aquí en casa, mirando en la noche las estrellas y dejando pasar los amaneceres sin darme cuenta de que estoy perdiendo el tiempo.
Quisiera ser alguien grande y reconocida en la vida, pero no es tan fácil, eso requiere de esfuerzo y creo que eso es lo que me falta, se me ha olvidado que debo ser fuerte, decidida, y así no tenga por quien luchar, no importa, la lucha más grande debe ser por mi misma y no por los demás.
En el camino me he encontrado bastantes cocodrilos que se han encargado de atacarme para no dejarme llegar a mi meta, y si que lo han logrado… He sido testigo de la envidia que la gente profesa, de la mala energía de los que creía eran mis amigos, y en general de cada uno de los malos deseos que otras personas depositaron en mi para que yo me rindiera y lo irónico de la vida es que me dejé contagiar y finalmente me rendí.
Siento que ya estoy vieja y que quizá los sueños que algún día tuve no se hicieron realidad porque «no era algo que me convenía», decía mi abuelita, y ahí va otro error, pues si siempre tenemos una excusa para el fracaso jamás saldremos de ese abismo al que nosotros mismos nos estamos lanzando. La vida es corta, pero vale la pena vivirla, así que no permitamos que las situaciones ajenas nos arrebaten los sueños, pues aún cuando yo pienso que estoy desperdiciando mi vida, mirando hacía las estrellas reacciono y sé que tengo que cambiar. Por mi, para mi y porque solo de mi depende ser feliz».
