A veces no es tan fácil decir adiós, porque la costumbre y el apego se han vuelto más fuertes, por lo que decidimos dar nuevas oportunidades a la persona que ya nos ha hecho daño, aún cuando sabemos que las heridas nos lastiman y que los recuerdos seguramente nos torturarán. Al principio todo es lindo, compartir con el ser que amamos es una prioridad, sin embargo con el pasar de los días empezamos a decaer y sentimos que volver con quien nos ha hecho daño no está bien.
Cuando hablamos de heridas estamos dejando abierta la posibilidad de significados, pero sea cual sea el caso el daño es irremediable e inolvidable, ya sea que se trate de una mentira, una mala palabra o una traición, en especial esa que difícilmente se nos borra del corazón.
Cuando besamos, cuando abrazamos e incluso cuando estamos en la intimidad, los fantasmas del pasado nos hacen daño, y no es culpa nuestra, nunca pensamos en que esto pasaría, no creímos que fuera tan difícil, pero realmente lo ha sido. Amar con el corazón no es una excusa para el sufrimiento y aunque deberíamos perdonar por amor propio y por tranquilidad, es necesario hacer un alto en el camino y en la relación para que así podamos sentir lo que es la verdadera armonía de un corazón que se encuentra en paz.
Si no eres capaz de perdonar un error es mejor que no te lastimes ni lastimes a tu pareja, pues a pesar de que esa persona se haya equivocado no merece ser condenado de por vida por sus actos. Todos somos seres humanos y finalmente si algún día actuamos de manera indebida es por nuestra propia decisión, así que es preferible para evitar todo lo mencionado, pensarlo dos veces: ya sea para mentir o para «perdonar».
